domingo, 24 de febrero de 2008

El inicio de una pasión fábril

Tintoreria_Dore-1

El origen de mi pásión por el patrimonio industrial es paralelo al nacimiento de mi pasión por la fotografía.

En el año 1985, conseguí tener mi primera cámara réflex, una Konica Autoreflex TC que venía con un kit que incluía tres objetivos: un 28 mm, un 50 mm y un 135 mm.
Mi primera fotografía de temática industrial, tomada con mi recien estrenada Konica Autoreflex TC cuando tenia 17 años, es la que podeís ver más arriba.

Formó parte inicialmente de un primer proyecto llamado Terrassa Industrial, en el que durante el verano de 1985 fotografié algunas de las industrias de la ciudad.
La idea surgió, no recuerdo muy bién como, charlando con un par de amigos, Juan Carlos Iborra y Toni Coarasa, con quienes en aquel entonces estudiaba 3º de BUP.
Nos gustaba la música electrónica y estabamos alucinados con los sonidos industriales de los LP Construction Time Again y Some Great Reward de Depeche Mode.
Acababamos de descubrir la fotografía como un nuevo medio en el que expresarnos, y decidimos, Juan Carlos y yo, hacer un reportaje sobre la Terrassa industrial de verano del 85.
Tan solo un sábado salimos juntos a hacer fotos, de modo que el resto de las 36 fotos de aquel carrete Agfapan 125 lo terminé yo con la paciente compañia de Toni.

El carrete se reveló en el desaparecido laboratorio industrial Percolor. En la también desaparecida tienda de Manel Coll del Carrer Cremat recogí las copias 9x13 que durante muchos años fueron el único testimonio de ese verano fábril. Años más tarde, con motivo de la consolidación del proyecto Passat Industrial, digitalizé el negativo en un escaner Nikon Coolscan V y tras trabajarla en Photoshop positivé una copia a 50x75 y otra a 40x50.

Esta fábrica, Tintorería Doré, presentaba una estructura arquitectónica peculiar , consecuencia de haber ido creciendo en tamaño progresivamente.
Recuerdo cruzar el paso a nivel de la carretera de Rellinars y seguir por la calle San Lorenzo, la calle inglesa como yo la llamaba, porque era la única en que los coches circulaban por su izquierda, y oler y ver los vapores que salían por las rejillas de las alcantarillas, oir unos perros que desde lo alto, en un patio de la fábrica, ladraban a mi paso, mientras me dirigía al centro de la ciudad.

Tras la realización del nuevo tunel del tren, durante la urbanización y mejora del Passeig 22 de juliol en los años 90, la fábrica fué derribada, conservandose únicamente la chimenea, recluida en el patio interior de un bloque de viviendas.
Hoy ese tramo de la calle San Lorenzo se llama Passeig de les Lletres. Su espacio hoy lo comparten viviendas y un instituto. Enfrente, su vecina Torredemer, ha cedido su espacio a la Biblioteca Central y a uno de los edificios modernos de viviendas más singulares de la ciudad.

La foto ha sido expuesta en la librería El Cau Ple de Lletres desde julio de 2007 hasta enero de 2008, y en la exposición "Residus Industrials, patrimoni Industrial a Catalunya" que tuvo lugar en septiembre de 2007 en el Centre Cultural de CaixaTerrassa.

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